En las huellas de la Infancia
Por Sergio Fajn
En ese verano hacía mucho calor y junto con los pibes de la cuadra nos refugiamos una vez más debajo de la mesa del comedor, cubiertos y protegidos por el mantel Plavinil de plástico. Ahí pasábamos largas horas jugando con mis hermanos y con los chicos vecinos. Ese era nuestro mundo, yo tenía 8 años y el tiempo era infinito. Una tarde en pleno enfrentamiento con las piedritas del dinenti se escuchan unas pisadas sobre la madera de pinotea, claramente era el calzado de mi papá y de mi mamá que marcaban
el ritmo al acercarse a nuestro lugar de juegos. Se detienen exactamente en el borde del mantel, hacemos silencio, desde adentro y pegado al suelo vemos que se va asomando un paquete envuelto en papel de regalo. Con los chicos nos miramos y con un hambre voraz nos lanzamos a destrozar el envoltorio. Enseguida nos deslumbró una caja que brillaba y mostraba justo en el medio un copete de plástico transparente que cubría unos dados. Lo abrimos y el olor intenso del ludomatic ingresaba a nuestras vi-
das. Levantamos el mantel y vimos como mis viejos se alejaban tomados de la mano.
Este hermoso relato y muchos más los encontrás en nuestra Revista Juegoteca Comunitaria #1 haciendo click en el siguiente link
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Este proyecto es financiado gracias a los fondos de la Iglesia Valdense Otto Per Mille