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Entrevista a Daniel Calmels en nuestra revista!

julio 22, 2022 - Publicaciones y notas

VOCES AMIGAS

Les compartimos un fragmento de la enriquecedora entrevista que realizamos a Daniel Calmels en nuestra revista Juegoteca Comunitaria #3! Podés leerla entera a través del siguiente link: https://drive.google.com/file/d/1lEzAx637OHdvNr-xWQgTn9jLyjT-TVOl/view?usp=sharing

 

Daniel Calméls. Psicomotricista, Psicólogo Social, Escritor, Fundador y ex jefe del área de Psicomotricidad del Servicio de Psicopatología Infantil del Hospital de Clínicas (1980- 2005). Profesor Honorario de la Universidad Provincial de Córdoba. Miembro Honorario de la Asociación Argentina de Psicomotricidad, de la Asociación Federal de Psicomotricistas y de OMEP (Organización Mundial para la Educación Preescolar). Docente de la Universidad Nacional de San Martin.

Hola Daniel, gracias por aceptar este encuentro. Te propongo iniciar esta entrevista a partir de la idea, sobre la que podemos pensar, que el uso de las pantallas es algo naturalizado, hace varios años, en la vida cotidiana familiar con relación a las infancias. Tema sobre el que vos venís reflexionando. De hecho, tenés un libro1 publicado que toma este tema. ¿Cuál sería el núcleo de esa reflexión?

Creo que las pantallas se instalan en un conjunto de relaciones con los objetos, que es distinto y particular. En décadas pasadas los objetos que ofrecían algún bienestar, alguna forma de comunicación, alguna necesidad de cada sujeto, eran “compartidos”. Quiero decir que había una máquina de escribir que se compartía en su uso. Había una linterna que era para la casa. Había una radio que se compartía. Había una televisión que se compartía. Había una calculadora, despertadores y ocasionalmente una filmadora, que podría ser usada por varios y que eso continuamente nos recordabaque había un otro con necesidades parecidas o distintas a las mías. Uno tenía que negociar, ver tal película y a veces tenía que ver una que no hubiera elegido. Pero gracias a eso podía comprender cuál era el gusto del otro y el conocimiento de esa diferencia era enriquecedor. Entonces el “objeto personal” nos da es una autonomía importantísima, pero al mismo tiempo se evita que nos recuerden que hay un otro con necesidades parecidas o distintas a las mías. Ese es el tema de los objetos hoy en día y principalmente el teléfono celular que reúne varias funciones.

Los celulares y otras pantallas tienen una alta condensación, se condensa en ellos una cantidad de funciones que antes eran repartidas en distintos objetos. Mi tema de estudio son estos objetos que los adultos acercan a los niño/as/as. Hay un punto que es nodal, que tiene que ver con la edad del niño/a, hablamos de un bebé hasta los dos años de vida. El uso intensivo de las pantallas en épocas tempranas es nocivo. Eso está comprobado, en este momento, la gran mayoría de las asociaciones de pediatría del mundo han tomado partido y han prohibido directamente el uso de las pantallas en los niño/as hasta los dos años y a partir de ahí un uso ordenado y controlado por los adultos que comienza con un tiempo reducido. El uso abusivo produce cierta “relación hipnótica”. Qué quiero decir? Cuál serían las condiciones de lo hipnótico? La pantalla posee por un lado “luz”, pero no tiene cualquier luz, sino que tiene una luz con “brillo”. Los bebés frecuentemente eligen mirar objetos claros, blancos y brillantes. Esto ha sido muy estudiado observando, viendo que en situaciones de malestar buscan algo que los contenga, entre otros una luz, objeto claro, camisa blanca, etc. Si un bebé está en la cuna y hay una luz en el techo, es probable que mire esa luz. Y si esa luz esta en un ventilador de techo, configura un estímulo atrapante, hecho que no es conveniente.

Entonces, la primera característica del carácter hipnótico de las pantallas en épocas tempranas es la luz, pero no es cualquier luz. Como te decía, es una luz que tiene brillo. Es una luz que tiene brillo y está en “movimiento”. O sea, es una luz con brillo y movimiento, tres condiciones importantísimas. A esto se agrega una cuarta que es muy fuerte, que es la “continuidad”. La imagen en la pantalla no es algo que se detenga dejando la pantalla en blanco y vuelva a comenzar, sino que es continuo. La continuidad es una carga de estímulo fuertísima, porque no te permite desconectarte, no admite pausas, silencios. A esto se le agrega lo que es el “color”, que no es menos, y se le agrega lo que es la “manualidad”, el tenerlo en la mano, el sostenerlo uno mismo y en cercanía con la cara. Esta situación que describo no tiene nada que ver con la referencia a una pantalla que está ubicada lejos de mí, de la cual me puedo discriminar (allá y acá), como sucede con un televisor. He visto a bebés con la pantalla cercana a sus ojos, con la cara iluminada, probablemente al mismo tiempo que esa luz le da biológicamente una información, si el bebé está a las nueve de la noche con esa luz, va a ser un indicador biológico, indicando que el día sigue y por lo tanto no genera un circuito que le informa que la luz se retira y que hay que ir a dormir. Podemos decir que en esos primeros años el aparato tiene una “función hipnótica” cuyas características son: luz,brillo, movimiento, continuidad,color, cercanía.

 

Escuchándote, hay algo sobre lo que vos te referís que me parece muy interesante, que interpela el lugar de aquellas y aquellos responsables en la crianza; porque en ese sentido uno ha sido testigo de situaciones en donde el celular aparece como el objeto calmante, como por ejemplo en situaciones de dar de comer. O sea, lo que tiene enfrente es el celular, no tiene el rostro de la otra persona que le habla o le canta o establece vínculos, sino es el objeto celular que mediatiza otras acciones.

 

 Si, ese es un punto clave, produce un efecto de alta concentración, que es un efecto envolvente, un “aferramiento”, el niño/a queda, aferrado a ese conjunto de estimulaciones que es altamente atrayente y le brinda una fuerte estimulación, posibilita que el niño/a se quede en un lugar, en un sitio y que no requiera una atención directa del adulto. También, como vos decís, se usa para acompañar las comidas. Es necesario decir que el ritual de la comida tiene una importancia muy grande. Alrededor de los 6 meses los niño/as comienzan a alimentarse con alimentos blandos como el clásico puré.

Y esa primera ingesta, ese momento en que el niño/a come el puré por primera vez es necesario otorgarle el carácter de “acontecimiento” con el soporte de un ritual. Puede pasar que esa primera ingesta quiera ser documentada, alguien está cerca del niño/a distrayéndolo a veces con una cámara o con el celular, que le va a sacar una foto en el momento que va a probar por primera vez su alimento. Cosa que el niño/a más que mirar el alimento está mirando el celular, creando una situación en la cual la atención del niño/a se debate entre el ofrecimiento de la comida y una pantalla. Comparando con esto el ritual clásico es algo progresista. Podría ser una persona partícipe de su crianza, que crea un clima en el cual están ambos entre un plato y una cuchara. En el plato un puré de banana, manzana y un toque de naranja. Esa persona que acompaña, antes de dársela al niño/a, prueba en su boca ese alimento, hace un registro del sabor y lo detiene. O sea, le dice al niño/a, no con palabras, sino con actos, que la boca no es el comienzo de un tubo (como en algunas escuelas se enseña, cuando se ve el aparato digestivo).

El adulto al probar el alimento frente a la mirada del niño/a y saboreando con placer, le dice que la boca es una estancia, un lugar para saborear, o sea sin palabras, apenas con un rumor de saborear con placer le dice al niño/a que comer es placentero. El bebé, que observa al adulto sin interrupciones, queda sonriendo al mismo ritmo que ese rostro, abre su boca, recibe el alimento y hace cuerpo con la comida. El “sabor” se siente anticipadamente en el rostro de quien saborea con placer. Claro, se instala una temporalidad, en esa temporalidad de primera ves, sin urgencias, el bebé hace cuerpocon la naranja, la prueba por primera vez mezclada con la banana y un poquito de azúcar. Esta escena se perturba cuando aparece un aparato electrónico que lo captura y le quita uno de los sensores que intervienen notablemente en la alimentación, que es la vista, la mirada cualifica el alimento. Otro elemento es la presentación del alimento, se lo puede presentar con cierta belleza, haciendo de la comida algo atractivo. La cultura japonesa arma unos platos tan bellos que invitan a probarlo, la comida no solo entra por la boca sino también por los ojos.

 

Este proyecto fue realizado gracias a los fondos de la Iglesia Valdense Otto per Mille.

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